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Al poeta Gabriel Celaya,
Por su poesía cargada de futuro.
Penas en el alma. Pétalos tiritando, hirientes.
Tiempos difíciles y cosas que pasan.
Nubes desgajadas, flotantes, vacías.
Tiempo que besó el gris de los clavos
Y los huesos sufrieron la pena de la muerte.
Total, Pedro, Pablo, Juan, Job en uno:
Cualquier nombre dice la sonrisa congelada
En los agujeros donde Dios no mete su mano.
En Euzkadi sonaron los tambores de guerra:
Fue el fuego prometeico de la aurora.
Eso digo tantos años después cuando la luz
Es luz; la muerte sólo eso: Absurda;
A menudo, falsa; asco maloliente
Como las zancadas extremas del hambre.
A mi juicio usted se salva, don Gabriel:
Su poesía entraña esa fiera luz
Escrita sobre piedras firmes cargadas de futuro.
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