Taciturnos los besos no retornan,
tampoco las palabras ateridas
y es más cierto entonces que la vida
se me escapa de las manos, malherida.
No es consuelo saber que alguien me ama
ni me sirve vagar por las miserias,
lo oculto de las cosas se me escapa
y triste me retiro hasta mañana.
Regresaré muy pronto a mi morada
para llorar con pena mi desdicha
borrando todo aquello que me aplana.
No quiero ser un inventor de amores
que ande mendigando algún querer
para al final volar hasta hasta mi ser.
|