En las dulces melodías de la brisa,
quiero ser tu Angel.
En las largas madrugadas que te obstinan,
quiero ser tu guía.
En los lúgubres silencios del amor,
quiero ser tu norte.
En aquellos momentos que tú duermes,
quiero ser tu noche.
En las largas tormentas del olvido,
pondré mis manos con las tuyas.
En el vuelo delicado de tus besos,
pondré mis labios de testigos.
En la penumbra y el hastío que te hurta,
seré esa luz que te consuela.
Y cuando todo te parezca triste,
y la desesperanza se torne en argumento,
entonces yo seré tu Angel,
para siempre tu Angel.
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