El árbol echa raices estaticamente esbelto,
su oensamiento es inerte en apariencia,
su respiración siempre orientada hacia el cielo.
Es fértil como la vida misma.
El árbol da cobijo a un alma emocionada,
no se inmuta con el paso del tiempo,
ampara todo aquello que se acerca a su sombra.
No es temeroso,
no pelea,
no agrede.
La sequía de corazón causa un daño irreparable a su propia esencia de árbol.
La tierra firme es su modo natural de ser.
Y todo esto lo conoce el pájaro.
Sin embargo, el pájaro,
aunque es mas saltarín,
más soñador,
mas cambiante,
asume ser compañero eterno del arbol.
¡JAMÁS LO TRAICIONA!
Lo acaricia con sus saltitos de rama en rama,
anida en él,
se acurruca en él....
Es la del árbol y la del pájaro
una simbiosis tan perfecta,
que eso mismo da consistencia a la naturaleza....
Somos Arbol,
pero tambien somos pájaro....
¡AFORTUNADAMENTE!
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