Que cubran la luna
con celofanes negros.
Y las estrellas se conviertan
en lágrimas de hielo.
Que a las gaviotas
las tiñan de cuaresma
y los parques
se vistan de invierno.
Que abran de par en par
las compuertas del cielo
para dejar pasar
a esos trenes madrileños.
¡Hacedles andenes de nubes!
Y un ejercito de ángeles
salgan todos a su encuentro,
viene cargados de almas
heridas y en sufrimiento
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