A buscar en las sombras
que las palabras ocultan
Ahí donde se esconde
el sentimiento que las provoca
y la verdad espera paciente
a que se debilite el resplandor
de una seducción incipiente
A requerir el aroma de la prudencia
en un ramo de rosas que se marchita
Y a pasear la cordura
entre los árboles de mi acera
A encontrar el amor escrito a mano
en el montón donde lo cubrieron sus plagios
Y a comprender que la ausencia
delata la falsedad
del discurso amoroso
De ti aprendí
A quitar las cortinas
que impedían la visión del universo
que ahora
pinta de índigo las esquinas de mi lecho
mientras me hundo en su mullido reposo
Y a alzar el vuelo
lo mismo que otros muchos
sobre la ciénaga del terrenal paraíso
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