En tus ojos de otoño
aletean primaveras.
Hay espliego
en tu falda.
Hay sonrisa de niña
caminando tu cara.
Pero el cielo obscurece
tus pupilas aladas
y rocía tus mejillas
con ternuras pasadas.
El tejido que duerme
las agujas derrama
y un liencillo de blondas
va buscando tus gafas.
Hay latir de recuerdos.
Hay silencio en la casa.
|