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Hoy la noche
escurre profunda
y un soplo divino
empuja los cuerpos
en lento camino
pariendo mineros.
La lenta agonía
abrió las entrañas
buscó entre las grietas
la matriz esquiva
que hundía los cuerpos
en los socavones.
Mineros del tiempo
en busca del cielo
de la luz del día.
del copón de estrellas
horadando el pecho
la esperanza viva.
Despacio, despacio
la cava los vuelve.
Peligrosa, esquiva
la montaña mira
esos minerales
que sacan los hombres.
Son vertientes nobles.
Son metales puros.
Son rostros austeros.
Son seres tallados
arañando ductos
por sus libertades.
Bendito ese vientre
que anidó sus cuerpos.
que cubrió de gloria
sus carnes transidas.
El aire los mece.
La luz los infiltra
y un rumor de voces
es gritos arriba.
De a uno la roca
broca sus temores
sus dudas, sus sueños
y la fe que anidan.
Despacio despacio
que el mundo te mira
Bienvenido a casa
minero sin mina.
Respira tu cielo
que la brisa suave
camina tu pecho
con aroma a vida.
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