Tembló mi mano entre sus manos.
Tembló mi voz
mi cuerpo todo.
Temblaba el mundo derrumbado
que herido y yerto trepidaba.
Rodaba calle abajo entre peñascos
o se sumía entre las grietas
mientras el mar se retiraba
para ahogar en lutos su regreso.
Tembló mi mano entre sus manos.
Y en el dolor hallé la calma.
Y en la tristeza su consuelo.
Y supe de un amor desconocido.
Y comprendí tanto tormento
era de Dios aquel momento
y yo una agónica criatura
que sin saber sobrevivía.
Tembló mi mano entre sus manos
y poco a poco amanecía.
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