Busco entre mis manos
la pluma que vuele
que escriba mis letras
que diga mis sueños.
Escapo a la noche
con largos insomnios
poblados de musas
que ríen, que lloran.
Despliego mil formas
de volver al lienzo
cuando la alborada
despierta mis ojos.
Y vuelve la pluma
a quedar sin hojas.
Y vuelven las hojas
a quedar sin versos.
Y ese lienzo puro
que espera mis letras
sabe que mis sueños
fueron de poeta.
Y que el Sol me libra
de mis cerrazones.
Y que el cielo brilla
ahuyentando ninfas
que pueblan el cuarto
lleno de emociones
cuando la penumbra
danza con mis hados.
Y el día me invita
a buscar la brisa
a correr el trigo
y escuchar tu risa.
Y es tan bello el día
que ronda mi ronda
que duerme mi mano
entre tus cabellos.
Y no pulso pluma.
Y no escribo versos.
Y no digo sueños
si sueño en tus brazos
los dulces poemas
que escriben tus besos.
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