Lejano atardecer de tu partida.
Cuando el Sol alargaba tu figura
que doblaba la calle de mi vida.
No hubo miradas de tristeza
solo un beso fugaz de despedida
y el pudor de una lágrima tardía.
Apenas la mano que volaba.
Tratando de huir con el Lucero.
Tratando de asirte a mi agonía.
Aquella partida sin regresos.
Se hizo poesía en mis recuerdos.
Se hizo dolor entre mis versos.
|