Sin despertar aun vive un sueño,
un instante que se transforma
en la quietud de la paz que transcurre
a diario por la sangre que brota
del cuerpo cansado que ayer dejo
caer una moneda de felicidad.
Sin despertar el suspiro que se creyó
muerto reconcilio sus melodías y
toco el corazón de un alma defraudada
para hacer la magia del hechicero
que recordaba por tiempos perdidos
la quietud de un día de paz.
Sin despertar el conjuro que anhelos
e historias de eternidad se quemaron
en las pupilas que trascurren solitarias
en el cuadro a medio pintar que dejo
un viejo roble en su regazo
por un niño que aun estaba por llegar.
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