En la hora del ocaso
un tibio calor estremció mi cuerpo
te sentí lejos y cercano
presencia efímera, liviana.
Presentí tu calidez y magnetismo
miré en derredor mío
nada palpable, ni físico había,
más un aroma fugaz, afrutado
envolvió mi cuerpo y mi aura.
Sonó en mi mente tu nombre
en mi corazón tu vivo recuerdo
tu amor de estar, sin estar
confusa, e inexplicable sensación.
Con turbación, e inquietud
alcé mis ojos al Cielo
buscando y rebuscando
la chispa de Luz...
que aun recuerdo
|