Sutil y profundo
languido y sereno
finito señorio
en albores de incipiente día.
Te desvaneces en la niebla
en la quietud te engrandeces
enseñoreas tu mutismo en mi mundo
lento, suave, tranquilo.
Presente en mis noches sin Luna
tu sonido silencioso escucho
mi ausencia callada acaricias
sintiéndome una contigo.
Te busco mi fiel compañero
complacida a tí me acojo,
serenas como nadie mi alma...
en tu abrazo me abandono
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