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Pienso en los que han dejado su patria,
cualquiera que ésta sea, por lo que sea;
mas no pienso si fue decisión errada o sabia,
sólo me duele de esta gente que su tierra no vea.
Qué difícil debe ser vivir en otra sociedad,
triste ha de ser despojarse de tradiciones,
lamentable desear volver, hasta la saciedad,
frustrante no regresar por condiciones o restricciones.
Desde aquí, yo me solidarizo con todos ellos,
no importa su nacionalidad o credo,
su color de piel, ocupación o sexo,
de todas formas, por ellos escribo esto.
Encrucijada para muchos mexicanos paisanos,
pero también de guatemaltecos, argentinos y salvadoreños,
españoles, bolivianos, franceses y cubanos,
japoneses, israelitas y panameños.
En ustedes y todos los que han dejado su patria,
en todos quienes viven tan singular encrucijada,
existe para ello una razón errada o sabia,
ojalá algún día puedan retornar a su patria amada.
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