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En periodismo, las buenas noticias no son noticia,
lo que se comprueba con una gran facilidad
tan sólo al consultar los medios, con o sin pericia,
en este delicado cometido de los hechos comunicar.
Prensa escrita, radio, televisión y el Internet,
reflejan un entorno violento, caótico y sombrío.
De sus contenidos, no todo lo dicho se debe creer,
pero la visión que ofrecen deja un profundo vacío.
Asesinatos, guerras, secuestros, crisis económica,
inestabilidad política, fraudes, huelgas,
golpes de estado, narcotráfico, amenazas terroristas,
inseguridad, violencia urbana, desempleo y revueltas.
Hoy, en su afán por ganar audiencia y ventas,
las noticias ya no se dan, se comentan, se actúan,
son una mercancía más de la ambiciosa mercadotecnia,
minando así la credibilidad que rápidamente se devalúa.
En periodismo, las buenas noticias no son noticia,
lo que se comprueba con una gran facilidad,
tan sólo al consultar los medios, con o sin pericia,
en este delicado cometido de los hechos comunicar.
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