Fruto de toda nuestra impotencia y desesperación,
clamor que crece según sea nuestra necesidad,
recurso espiritual que consuela nuestra aflicción,
pasaporte al milagro y la eternidad.
Miente de más quien diga que nunca ha pedido,
pedir en oración no es pecado,
orar con devoción no debe ser cosa de olvido,
y con este verso, mi poesía he terminado.
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