Tu boca adornada con esos labios hermosos
y tus pasos siempre al lado de los míos,
platicar poco o mucho, de la nada y del todo
y diluir el frío o el calor contigo.
Es mi patria la voz que pronuncia tu nombre,
la herida de tu ausencia y el te quiero;
es penetrar en tu pensamiento noble
y encontrarme con tus labios bellos.
En el silencio de un solo suspiro,
entre nubes doradas y el calor de tu mirada,
en la confusión de tus latidos con los míos,
mi patria eres tú, mujer querida y adorada.
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