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Suena el despertador. Amanece un nuevo día repleto de luz y color, en el que estoy predispuesta a saborear cada uno de los segundos que Él me regala.
Me gusta mirar a lo alto.Ese fascinante cielo azul en una mañana de abril, es un recreo para los sentidos. Pienso: Padre como te luciste al crear tantas maravillas. El cielo, el mar; las estrellas, la enigmática y seductora luna. El astro rey, nuestra gran fuente de vida y energía.
Realmente Dios se esta expresando en las flores del bosque; en los azules y trasparentes mares, y en las fulgurantes estrellas. En la sonrisa tierna de un niño. En los arboles que nos hacen sombra y alimentan. En nuestras queridas mascotas, que tanto amor nos dan. Esos animalitos llenos de lealtad y cariño que nos hacen la vida mas grata.
En cada cosa que nuestros ojos se recrean está la mano de Dios. Su belleza tan exquisita nos la obsequia para nuestro deleite.
Muchas veces me paro a pensar en lo mucho que se están perdiendo los que no ven su grandeza manifestada.Tal vez porque les absorbe pensamientos y ocupaciones completamente terrenales.Sin mas miras, ni proyección que el cotidiano trabajo, u otra ocupación totalmente mundana.
La vida es bella y maravillosa, aunque a veces alguna contrariedad nos haga titubear. No debemos caer en su trampa, puesto que la vida es cíclica y como tal en estos ciclos pasamos por distintas etapas. Todas ellas nos aportan conocimientos. Unos mas gratos que otros, pero de todos aprendemos y evolucionamos para seguir con nuestro cometido esn esta vida.
Sonriamos a la vida, y ella nos sonreirá. Es algo que estoy aprendiendo y experimentando. Si eres feliz, trasmites felicidad y paz. Si siembras amor, recoges amor sobradamente multiplicado. Es un hecho felizmente comprobado.
El amor es el gran regalo de Dios. No desdeñemos su incondicional obsequio y seamos amorosos con todo lo por Él creado.
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